viernes, 6 de noviembre de 2009

Las decisiones

Pasaron de mí. Como se pasa de un árbol en el camino, una hoja caída y mustia. Me ignoraron y , aunque yo los ignoré a ellos, me ofendí. Dudé. ¿Me levanto furiosa y les grito o les ignoro y sigo en mis pensamientos? Siempre elegimos sin pensar, tan solo vemos nuestra idea principal, la que sabemos que vamos a elegir, las demás, las demás son solo para adornar. Para poder decir que escogiste la mejor.
La segunda opción, la siempre elegida, se me acerca vacilante sin atreverse del todo mientras que la primera espera en una esquina, sabiendo que va a ganar. ¿Y no puedo irme simplemente? No sin dejar atrás mi orgullo, pesa demasiado. Me levanto con reticencia cogida de mi pelo y les miro, cada vez más lejos, cada vez menos tiempo. Por primera vez dudaba. Yo, la que siempre sabía que hacer en cualquier momento, lugar y circunstancia, dudaba. Les grité. No les dije nada, no malgasté ninguna de mis preciadas palabras. Tan solo grité, una simple e bastó. Se giraron, ya está, ya está hecho. No siempre se elige la mejor, y no siempre importa que la eligas, a veces solo importa que eligas la que sabes que no podrías vivir si no la hubieses escogido.