miércoles, 4 de noviembre de 2009

Los nuevos


Camino perdida en mis oscuros pensamientos sin prestar atención a los demás. Levanto la mirada antes fija en mis pies y descubro que la gente ha huido de ese lugar maldito. Me da igual, es más, me alegro, prefiero la soledad. Oigo voces que se acercan. No son voces hostiles ni metalizadas como me había acostumbrado a oír, eran voces alegres, melodiosas, eran voces de niños. No supe reaccionar. No sabía si debía esconderme o acercarme a ellos o simplemente ignorarlos. Nunca, que yo recordase, había estado con niños, no sabía cómo eran, no lo recordaba. Decidí seguir haciendo lo mismo que antes, pensar. Me senté en el suelo cruzando las piernas y me quedé mirando al frente, perdida en mis ensoñaciones. Pasaron de largo. Siguieron andando y hablando muy alto, me ignoraron ellos a mí.