domingo, 22 de noviembre de 2009

Ella


Uno de ellos se adelantó. Tenía el pelo claro y largo. Lo tenía enmarañado, como si no se lo hubiese peinado en años, puede que así fuese. Sus ojos, sus ojos también eran claros, todo era claro en ella, sus ojos, su pelo, su piel... incluso sus ropas eran claras, algo extraño. ¿Por dónde iba? Ah, sí, ya recuerdo, sus ojos. Sus ojos me miraban fijamente, me taladraron, miraron dentro de mí y registraron mis sentimientos, todos. Aguanté. Tenía que aguantar, yo los había llamado, me lo había buscado. Sin embargo, aunque no os lo parezca, no me arrepentí de haberlos llamado, sabía que no me había equivocado.
-¿Qué?

Se cansó de mirar